Lo ‘Otro del Uno’ completa y continúa la indagación del ser trabajando sobre el concepto de dualidad. La noción de otredad impregna la escena hasta el punto de duplicarla en un suelo espejo. En correlato con el baile de Rocío Molina, las guitarras se convierten en trasunto musical de este dualismo, con Eduardo Trassierra, que resulta onírico, sublime y trágico, y Yerai Cortés, de una ingenuidad inteligentísima y bachiana.
Por problemas de salud entre el elenco de la compañía de Rocío Molina, la obra ‘Inicio (Uno)’, que mañana se representaba en el Teatro Rialto, se sustituye por su antítesis, ‘Al Fondo Riela (Lo otro del Uno)’. La propuesta es la segunda entrega del tríptico dedicado por la bailaora a la esencia del flamenco. Danza farruca, seguiriya, bulerías y soleá se sucederán sobre el escenario en una lucha incesante contra su propia imagen. La Premio Nacional de Danza 2010, de riguroso negro, se debate entre dos guitarras. “Lo que me acompaña sobre el escenario es mi ego y dos guitarras completamente diferentes. Eduardo Trassierra es armonía y complejidad técnica. Yerai Cortés es todo intuición y naturalidad”, concreta la artista, reconocida con el León de Plata de la Danza 2022 de la Bienal de Venecia.
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