Nos conocimos en internet. Real. Esta será la primera vez que hablamos, bailamos y estamos IRL. O casi.

Recordamos más las imágenes de nuestros cuerpos, nuestra cara, en la pantalla que nuestros cuerpos aquí. Bailábamos para pensar lo que no sabemos articular con las palabras. Leemos y escribimos durante horas. Corto y mal. Nos saciamos de imágenes, de contenido vacío. Nos movemos entre todo ese archivo reiterativo.

Nos conocimos en internet. Ahora estamos en un teatro. Por favor, ¿quien viene al teatro? Aquí como entre un sitio y otro. ¿Podemos salir a la calle? Me estoy agobiando. Salimos y cogemos el móvil. Y así pensamos juntes. Bailaremos pronto. Vemos cosas parecidas pero en otro orden. Y se repiten. Es un archivo, un score.

Te paso esto. Like and subscribe.

Recibo aquello. Hate. Love. Sticker. GIF.

Emotional Score.

Preferiría estar bailando. Cualquier cosa.

No te lo sé decir, te lo bailo. Te mando un audio. Nos contamos cosas que hemos visto. ¿Cómo es posible que hayamos visto lo mismo?

Algunas notas. Cosas que veo y me queman, una ruta de google map ficticia, lugares donde queremos bailar, manchas de comida en la ropa – mancha de gofre en pantalón-, un círculo de cuerpos, mucha gente que baila desde fuera y nosotros, ¿somos centro o periferia?  Me quedo sin batería. Score.